lunes, 27 de octubre de 2025

Riddance/Deliverance


No hay desgracia,

no esta vez.

No hay impenetrable

cristal de tragedia.


¿Qué hay ahora

en mi piel,

en mi aliento,

que me tortura?


Es conocido dolor,

estrella observada

siempre en mi cielo,

mi firmamento nocturno.


Y se va, con las estaciones,

con las lunas, la pena.

Se queda en mí, lo que creo,

lo que entiendo del amor.


miércoles, 10 de septiembre de 2025

Creencia




En este paisaje de rocas y sombras,

de fría y tenue luz,

visión de la que escapa

la calma como suspiros.


Visita mi pensamiento rincones

de la devastada memoria,

a sabiendas del conocido

desasosiego que le aguarda.


Conciencia del pasado,

del presente como celda,

tiempo disuelto entre reflejos

de reinventada tranquilidad.


Inevitable llegar a rostros,

ojos, palabras y tacto,

con trágicos nombres como ecos

entre las olas del ensueño.


En particular, la rebelión,

reaparece y se vuelve estruendo,

se manifiesta como profeta,

creadora de sueños.


Y en un instante, el vacío,

el lamento que resuena

en el ocaso, en el otoño,

la pérdida.

domingo, 15 de junio de 2025

Draumar


Soltar la mente,

derramarla.

Mirar hacia arriba,

pensar en el momento

del que nunca

fuimos conscientes.


Saber,

ver y buscar,

aunque todavía no

se entienda por completo.

Vé, busca en mí,

deja que te guíe

el asombro,

la ilusión, los sueños,

la emoción de

un descubrimiento.


Aléjate, observa

tus manos buscar,

intentar recordar,

y escúchame decirte:

ven.


domingo, 22 de diciembre de 2024

Eclipse


Hace 154 años que murió Gustavo Adolfo Bécquer. Recuerdo haber leído en mi infancia algunas de sus Rimas, que me conmovían tanto que me hacían llorar y pensar en sus palabras durante días. Y todavía esto pasa cuando releo sus versos. Así, junto a Nervo, Paz y Sor Juana, Bécquer ha sido uno de los poetas que más he tenido presentes durante mi vida.

Fue la tuberculosis la que le dio muerte. Qué común era antes que esta enfermedad diezmara familias, como la de Edvard Munch. Y aunque suene la tuberculosis a una enfermedad de la antigüedad, cierto es que la humanidad sigue padeciendo el azote de esta, ahora no por falta de antibióticos, sino por su uso indiscriminado.

Hace 2 años que yo estaba en un punto particularmente difícil de mi vida, enfermo del alma y del cuerpo. A unos días de Navidad comencé con fiebre, tos, anosmia y ageusia. Había logrado pasar invicto por lo peor de la pandemia de SARS-CoV-2, pero en ese momento supe que el COVID-19 me había alcanzado, cosa que confirme con una PCR. Así estaba yo, solo, deprimido y enfermo. Realmente imaginé que podría estar en mi lecho de muerte. Fue como una revelación cuando en la noche del 22 de diciembre me reencontré con Bécquer, en particular con la Rima LXI y era, justamente, el aniversario de su muerte. Al leerlo nuevamente vinieron a mí ideas de renovada esperanza, nostalgia por tiempos lejanos, deseo por experimentar otra vez momentos de inconmensurable belleza.

Por fortuna, la evolución de mi enfermedad fue favorable y también, con el tiempo, con psicoterapia y tratamiento farmacológico, pude salir de ese momento oscuro de mi vida. He releído en este tiempo varias veces las Rimas de Bécquer, pues les he dado nuevo significado. Recuerdo cada vez lo que sentía en ese tiempo y lo que me hizo pensar, los sueños que desde entonces me propuse perseguir. 


“¿Quién, en fin, al otro día

cuando el sol vuelva a brillar,

de que pasé por el mundo,

quién se acordará?”


Dicen que el día en que Bécquer murió ocurrió en Sevilla un eclipse total de sol.