miércoles, 21 de diciembre de 2022

Noche oscura del alma

"It's a long way to find peace of mind..."

– Nick Cave & The Bad Seeds



No hay coincidencias en esta historia

que un día, enfermo, ha escrito Dios.

Febril, delirante, agonizando,

se postró la Poesía en mi habitación,

y todo me lo dijo desde el primer día,

yo creía entender, yo pensaba escuchar.

La voz apenas había cesado,

ya todo se derrumbaba a mi alrededor.

--


Una realidad construida

a partir de todo lo que se creía

saber sobre la vida

de un momento a otro

se desvanecía.


Las verdades dejaron de importar.

Pude ver las grietas

de mi propio corazón.

Dejó de significar algo el tiempo.


Solo quedaron unas cuantas palabras

flotando en las tinieblas,

repitiéndose, invadiendo

hasta el rincón más pequeño de los sueños.


Y eso que lo llenaba todo

se había convertido en nada.

El pasado parecía ahora

un muy breve e insignificante instante.


¿Y qué quedaba por hacer

después de creer haber logrado

construir por fin algo real

en esta búsqueda por significado?


Solo quedaron sonando

notas de un durmiente piano,

versos olvidados, 

como un lamento.

--


Hubo que buscar en las ruinas al menos una diminuta luz que evitara que me convirtiera en parte del desastre a pesar de saber que yo era el desastre mismo o no lo sabía entonces pero se fue haciendo evidente que todo propósito alguna vez imaginado se había convertido en menos que cenizas en algo más intangible que el sentimiento onírico del terror que gobierna las pesadillas y en el interior solo un abismo el vacío que comenzó a marcar cada aspecto de lo que creí que alguna vez había sido eso que me definió lo que fui que se volvió todo olvido lo que soy ahora que es nada lo que creía sentir que actualmente sobre lo que es sentir sentimientos amor ya no sé nada buscar entonces entre los escombros de mí mismo algo que aún viva y definir de nuevo qué es ser definir el aire el piso el movimiento la luz aprender a respirar a ver a pensar

--


Como contar tu historia,

    el por qué de tus

                                  cicatrices

(las de las manos,

        las de los antebrazos,

            las del corazón).


Como contar tus mayores alegrías,

    y la más honda tristeza,

como eclipse en una época,

    un tiempo enrarecido.


Como dejar que nuevamente

lleguen arrastradas a la costa

    de la isla desierta

            en que me aíslo,

embotellados rumores

de la existencia de la esperanza.


--


No queda más

    que aceptar el destino,

solo mirar al río

                    fluir,

        dejar que

las llamas me devoren,

rendirse ante la tragedia

hacia la que el tiempo

        me arrastra.


Dejar que se vaya volando

    cada uno de los cariños,

de las oraciones,

                de las súplicas a Dios,

de los amores verdaderos

y solo esperar

con la mirada fija

    en el horizonte


la libertad

de mi corazón desencadenado...




sábado, 26 de noviembre de 2022

Humo

A veces perder es la constante.

El fracaso, la eterna opacidad

Del horizonte.

Una certeza de cuando en cuando

Sería benéfica.

Pero de nada sirve únicamente

La voluntad

Cuando en cada segundo la vida

Traiciona al segundo anterior.

Y nada puede predecirse.

Un día la flor siempre luce bella,

Y al otro ya está marchita.


Hojas y fuego

Son mi respiración.

La elevación a otros planos

Mi inspiración.

Y al espirar busco expulsar

El humo

De aquello que hace ascuas 

Al fondo de mi alma.


Y la verdad nunca se sabrá.

Siempre estará oculta 

En callejones, noches,

Bajo la loza del duelo,

De un pesar insuperable.

Es imposible saber la verdad,

Predecir cada movimiento

De las olas del mar,

Dejar de fracasar.


Mejor entregar el alma al fuego

E inspirar el espíritu de la 

Rebeldía,

Los demonios del pasado,

Ignorar el inevitable destino,

A las parcas,

Y concentrarse en cada matiz

De los versos,

Del humo,

De las notas de arce,

De cardamomo,

Albahaca, azahar, cuero.


Mejor ponerse el disfraz de persona,

De quien no se hace

Las preguntas incontestables,

Y solo deja que fluya

Sin tener certeza alguna

El movimiento

De las estrellas.

viernes, 1 de julio de 2022

Catarsis

Sigo siendo una cascada de sentimientos, que caen, que se rompen como cristal. Se caen, se quiebran y me lastiman, me cortan la piel. Hago con mi sangre la figura de una bailarina, la figura de un corazón, la luna y el sol. Mis heridas sanan lentamente, pero ahora veo que sanan. Creía que sangraría por siempre. Creía que nunca cesaría el dolor. Ahora veo que las cosas cambian. Cambian los motivos por los que se sufre, por los que se sonríe, por los que el alma escribe. Se hacen añicos las verdades absolutas, las promesas se olvidan, las creencias se transforman y la mayoría de las ilusiones se olvidan. Algunas no. Algunas cosas permanecen, como cicatrices, como páginas del pasado que al leerlas reviven hasta la música que moldeaba cada momento. Se llena el pensamiento de preguntas que no tienen respuesta, y después de un tiempo, de mucho tiempo y pensar, de pensar y aceptar las pérdidas, estas preguntas dejan de importar. No habrá respuesta. Pero el ruido de las interrogantes se va lentamente y se transforman en otras melodías, en otras que suenan a alivio, a consuelo, a un poco de tranquilidad después del tormento. Ser otro, ser un nuevo yo, alcanzar ese estado de comprensión de la situación, del origen de ciertos pensamientos. No es fácil el camino hacia la paz mental. No es un camino corto. No es un fin. Porque uno cree que llega, que está ahí y que no habrá más que hacer, que algo pasará y que no habrá más esfuerzos que hacer. Pero uno se miente a sí mismo. Se miente con promesas como las que llevaron a esta situación. Como las que llevaron a detestar el silencio y a ensombrecer la soledad. Uno elige si continuar el ciclo de decepciones. Uno elige el dolor o la nada. A veces la nada es un final, pero a ese se llega solo una vez, y si no es realmente el final uno se dará cuenta. La nada puede ser también el principio. Puede que sea el inicio de un aprendizaje inimaginable. Puede ser aceptar los errores, aceptar las imperfecciones. Uno debe entregarse a esa nada y dejar que fluyan todas las confusiones de la vida para que armen algún sentido, o ninguno. El sinsentido es también una forma de creer en el orden.

Y no es que sea la paz mental algo realmente alcanzable. Pero queda creer en que se está mejor, saber que uno debe volver a aprender lo que es el amor, la paz. Reordenar el interior para crear una nueva forma de entender al mundo. Solo eso queda. Paciencia y fe.

viernes, 15 de abril de 2022

Dolor

 Está todo en silencio

y no hay nadie más.

Solo el corazón que late,

el cuerpo que aún respira,

perturban la calma.


Ahí dentro

de ese corazón que late,

queda un poco de vida.

A pesar de la calma

lo abruma el vacío,

un abismo inconmensurable,

una ausencia.


¿Y qué respira este cuerpo agonizante?

Solo dolor hay en el aire,

solo dolor queda en este lugar desolado.

¿Qué queda por hacer entonces?

Esperar,

puede que el corazón pronto se detenga,

puede que ya decida

no volver a respirar.


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¿Qué habrá después de la muerte? Tal vez ya no haya nada más, o si acaso una especie de paraíso donde pudiera ver de nuevo a quienes quiero. Qué pensamiento tan tonto. Siempre he deseado que en ese lugar que está después de la muerte todo sea paz, que los sentimientos de amor y felicidad sean permanentes, que sea un lugar donde uno pueda hasta respirar esos sentimientos. Creo haber experimentado eso aquí en la Tierra, en vida, alguna vez...


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domingo, 13 de marzo de 2022

Releer

 Releyendo el poema

una y otra vez, aquel

que provoca el sentimiento

preciso

que ahora mi alma clama,

aquel que ahora

la desborda,

me encuentro siempre

al final

con la desolación,

con el reflejo siempre

en mis ojos

de una oscuridad que oculta

la senda que antes era tan clara.


Releo el poema,

y dice cosas que son ciertas,

cosas que no quisiera que lo fueran.

Sus versos salen de la página,

se clavan en mí y el dolor es real.

Y duelen las cosas que son,

y las que no son y no serán.

El dolor es ya lo único verdadero.


Llegan de vuelta, siempre,

a la memoria y a los ojos,

los versos del poema

que una y otra vez

releo.

sábado, 5 de febrero de 2022

La espera

Me rodea una realidad

que apenas puedo reconocer.

Hablo y solo me responde el silencio.

Mis ojos no encuentran nada

de lo que mi alma busca.

Espero sin saber qué vendrá,

o si algo alguna vez llegará

a poner fin a esta espera.

Espero sin saber cuánto

tendrá que ser que mi espíritu

tenga que esperar.


No solo me aplasta el tiempo,

sino también la incertidumbre

de no saber qué esperar,

por qué esperar,

si valdrá para algo esperar.


¿Alguien me esperará?

¿Será por mí mismo que espero

o es que eso se me exige,

es que ese corazón lejano

me espera en la distancia?


Pero no sé si pueda seguir así,

esperando sin saber qué esperar,

observando pasar la eternidad

en cada hora de esta vida

atado por la desesperación.


Quizás llegue un punto

en que deje de esperar

sin darme cuenta, sin saberlo,

en que el tiempo pase y no me percate,

en que la vida avance

y ya no pese cada instante,

en que mi alma descanse

al olvidar que espera.

Tal vez llegue en algún momento

una respuesta a la plegaria

que es esta espera.