viernes, 16 de septiembre de 2016

A Leopoldo María Panero (Soneto)

Perfecto es el odio, no la vida.
Panero lo dijo, con voz triunfante
al pelícano y al elefante
y al hombre de mirada perdida.

Eco del lamento del rey suicida
que va lejos con paso vacilante
trae el verso en voz desafiante
del viento atroz que nunca olvida.

El cigarrillo yace consumido
en el ocaso, último momento
del ser, del emperador derruido.

Último poema, verso perfecto,
el vestigio de haber existido,
el último aliento de un muerto.

Dos sonetos

Amaurosis


Los días son blancos y silenciosos.
La mar y los barcos que se van lejos,
ahora mis únicos compañeros,
lo único que recuerdan mis ojos.

Sin embargo, ya no son dolorosos
los recuerdos de años más complejos,
los de la playa llena de cangrejos
al huir de las olas presurosos.

Y todo será calma algún día,
ahora solo tengo que esperar
que me envuelva ese sueño voraz.

La vida va dejando de ser mía.
Nuevamente el mar me ha de llamar
para en sus olas encontrar la paz.


Teoría del tiempo

El tiempo lo dicta el movimiento,
los hechos que parecen infinitos,
los muchos poemas que hay escritos,
sobre los misterios del firmamento.

Explicar los límites del momento,
comprender el origen de los mitos,
desafiando a los dioses invictos,
a la lógica, en un duelo cruento.

Medito en la honda oscuridad,
sin intentar llegar a ningún lugar,
en vastos laberintos y misterios.

Late mi corazón en la soledad,
el sentido que no podía hallar,
y veo el origen de los sueños.