sábado, 22 de octubre de 2011

22-23

Nunca ha sido mi memoria algo extraordinario, pues soy más bien olvidadizo y eso muchas personas lo podrán atestiguar. Pero como toda persona, hay cosas que no olvido, aún siendo cosas como números de teléfono, códigos postales, o fechas (sí, nunca me han gustado mucho los números). Y hoy es una de esas fechas que siempre tengo presentes, que no me podría perdonar olvidar: el cumpleaños de mi madre. Venga, seguramente todos le damos un lugar especial en nuestra memoria a fechas así, especialmente cuando se trata de la familia, y creo que aún más particularmente en el caso de nuestra progenitora (o por lo menos yo le doy esa importancia).

Es difícil pensar lo mucho que uno le debe a su madre, dejando a un lado toda la cursilería que uno podría esperar. Este semestre, en el que llevo la materia de Psicología Médica en la universidad, he reflexionado muchas cosas de este tipo. Justamente fue la psiquiatra que me da clase la que nos contó algo curioso, referente a esto. Nos contó de una frase que había escuchado en una canción de La Oreja de Van Gogh: "el amor verdadero es tan sólo el primero". Ok, nos suena como la letra de cualquier canción de amor, pero si se analiza desde un punto de vista muy "psicoanalítico", esta frase es verdad. ¿Quieres decir que mi primera novia fue en realidad mi único y verdadero amor? No, porque esa primera novia o esa primera muchacha de la que uno se sintió enamorado no fue el primer amor. You've got it already? Si no, los dejaré pensando.

Hoy también celebra mi padre y su generación de la universidad veinti-no-me-acuerdo-cuántos años de haberse graduado. Habrá brindis y toda la cosa. No sólo brindaremos por eso, sino que también mañana es Día del Médico. Y yo, además, brindaré por mi madre. ¡Por mi madre, bohemios!

martes, 18 de octubre de 2011

Nocturno II

Llega el momento en que uno
ya no busca la salida del laberinto.
El laberinto es uno mismo
toda suerte y único destino.

La noche se ha tornado más oscura,
tanto que no es posible hallar camino.
Uno escucha los aullidos del silencio
y cómo se apaga la vida, como un trino.


miércoles, 12 de octubre de 2011

Las cosas que no hice, las cosas que dije

Tiempo de no publicar nada por aquí, sin embargo tengo algunos borradores guardados, y sólo estoy esperando "a que sea el momento" para que los puedan leer. Un intento de cuento y otro intento de poema, pero bueno, es lo que se me antoja escribir.

La vida anda, con los tropiezos inevitables de todos los días, pero anda.

Hace ya un buen rato que comencé a leer la alabada novela de Julio Cortázar, Rayuela. No sé por qué no la había leído antes. Admito que me enamoré a las pocas páginas. De Cortázar había leído únicamente cuentos y uno que otro poema, y no había tenido oportunidad de leer su famosa Rayuela. Me faltan algunos capítulos que espero terminar pronto, pero ya a estas alturas la recomiendo ampliamente (aunque dudo que no la hayan leído ya).

De Fernando Pessoa he escuchado mucho, es decir, de su persona (pues más bien conozco poco de su obra) y recientemente me compré el que tal vez sea su libro más conocido, El libro del desasosiego. Personas en cuyo gusto tengo confianza me han hablado bien tanto del autor como del libro, que no he comenzado a leer. Veremos qué tal, aunque no dudo que sea una belleza, pues de Pessoa he leído algunos poemas, y hay uno en particular que se ha vuelto uno de mis favoritos. Tal vez lo postée pronto.

 Esto de los libros me dejará pobre.
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 No nos damos cuenta, pero es como si en vez de ser un mosaico de sentimientos, una canción fuese un sentimiento por si misma; que en un momento cualquiera en que pasan los pensamientos como las cartas siendo barajadas, surja de la nada su estribillo y sus notas nos empapen. De repente la llevamos a todas partes, y así como llegó, de pronto se ha ido.