Otras veces, éstos mismos libros me recuerdan algo que haya olvidado. Pero a veces, al intentar olvidarme de los factores que amargan mi vida, leer aquellos libros me gastan una pesada broma, y hacen que vuelva al lugar del cual quería escapar.
Los autores de los libros no tienen la culpa de recordarme cosas tristes. Soy yo mismo quien al leer una oración, la interpreta de cierta forma, y la asocia de alguna otra con algo, y ese algo hace que mi mente comience a asociar y a asociar muchas ideas, que finalmente me llevan a algo en lo que no quería pensar. Pero como ya lo dije, los autores de los libros no tienen la culpa de ello.
Así pues, parece, que los libros me ayudan a olvidarme de aquello que me aqueja, pero soy yo mismo quien vuelve a aquello de lo que quería escapar.
¡Oh, maldita sea mi existencia! Estoy atrapado entre los muros de una hora que aparentemente jamás llegará....
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