Es una madrugada en la que los tacos ya no están abiertos y el alcohol se ha terminado. Uno camina por la calle con sus amigos semiconscientes, en busca de un lugar que aún a esas horas pueda proporcionarles alimento. Y es entonces cuando escucho a alguien sugerir un lugar, que según nos dice, abre a la media noche y cierra hasta que sale el Sol.
Unas enchiladas, buenas, según nos dice, y además baratas; a peso la enchilada, a $2.50 los tamborcitos. Nos preguntamos en dónde se encuentra aquel lugar, que a aquella hora parecía ya nuestra única opción. "Con Doña Tommy", nos contesta mi amigo, "ahí, por mi casa".
Doña Tommy. El nombre nos suena casi místico, familiar, tal vez lo habíamos escuchado antes.
Sin perder más tiempo, caminamos a donde nuestro amigo nos prometía estaría la legendaria Doña Tommy, preparando enchiladas a diestra y siniestra, aplacando el hambre de los madrugadores y de los jóvenes ebrios que a veces tiene la necesidad de sacar de su establecimiento.
Al llegar nos dimos cuenta de que tendríamos que esperar un poco, ya que la cantidad de gente que había en el lugar sobrepasaba nuestras expectativas, lo que nos decía que Doña Tommy es bastante buscada. El establecimiento es bastante pequeño, apenas caben unas 3 mesas, pero la gente hambrienta espera pacientemente afuera y fue por esa cantidad inesperada de gente que nos dimos cuenta de que la espera no sería corta.
Habrá pasado una hora, quizás, cuando al fin tendríamos la oportunidad de entrar. "Pásenle, pásenle. A ver, ¿qué van a querer?", nos recibía de este manera la señora Tomasa. Cada quien decía su orden, la señora solo escuchaba atenta, sin apuntar en algún papel. En poco tiempo, las enchiladas estaban listas y nos las entrego recordando quién las había pedido y cuántas.
Ahora tocaba evaluar lo que de verdad importaba: las enchiladas. El hecho de que fueran baratas tal vez las haría saber mejor. Pero si hubiesen costado lo que fuese, creo que hubiera dado lo mismo. Grasosas y majestuosas son las enchiladas de Doña Tommy, que aunque a algunas personas no les caigan muy bien, yo jamás he tenido ese problema. Para mí, sus enchiladas rioverdenses son de las mejores que uno puede probar.
Un carácter bastante fuerte y un gran carisma caracterizan a Doña Tomasa, un personaje que casi cualquier rioverdense que se haya encontrado en la misma situación que mis amigos y yo debe de conocer ya. Recuerdo que dudábamos sobre si ir o no, nos preguntábamos si no habría algo extraño en que abriera tan tarde y esas cosas que uno se preguntaría.
Ahora ya saben, si algún día están en Rioverde, SLP, son más de las 12 y quieren probar las enchiladas rioverdenses, deben visitar a Doña Tommy.
1 comentario:
Mil gracias por este post <3<3<3<3<3<3
Cuando tenga la dicha de volver a visitar Rio Verde ten la seguridad de dos cosas, que te echaré un grito para cotorrear y de que iré a WEBO a conocer a DOÑA Tommy =)
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