miércoles, 29 de mayo de 2013

Momento

Comenzó su día con una frase de José Ortega y Gasset, un español que pensaba, como solía llamarle. Esto no quería decir que los demás españoles no pensaran, sino que Ortega y Gasset era alguien de quien no sabía qué más decir. Así pues, las demás cosas podían esperar. Pensar había sido lo que había hecho ese día al despertar. No se levanto de la cama, no fue a sus clases. Estuvo hojeando su memoria y su imaginación. Cualquiera que fuese la fecha en el calendario, había traído consigo una especie de ruptura en su realidad. Le agradaba, le agradaba el estar echado, el haber olvidado aquello-que-ni-siquiera-intentaba-recordar (porque de verdad no recordaba qué era), el ser él mismo y nada más.

sábado, 11 de mayo de 2013

Revelación

El detonante puede ser cualquier cosa.
El esperar, muchas veces hace
que en el horizonte
nada se atreva a asomarse.

Dejar que las cosas sigan su curso,
el que va trazándose mientras
se avanza por él,
el que no existe
pero se crea.

No es coincidencia,
no es destino.
Quizás sólo
las cosas son
por sí mismas.

Es el momento en que se disipa
de todos los caminos
la espesa niebla.

viernes, 3 de mayo de 2013

Suicide Solution


Se piensa en salidas
del laberinto.
Yendo más profundamente
en él.
La mente y el plomo
tan cercanos
que se siente
el sabor de la sangre.
La noche llama a entregarse,
dejar atrás el disfraz
de ser humano.

Llamo y sé que cometí
todos los errores posibles.
El silencio me contesta
Que cierre la boca,
que deje de buscar.
Sentir nada más que
el maldito miedo.
Saberse encerrado
y que ya el daño
está hecho.
Las heridas son
demasiado evidentes
y uno es deforme
como el futuro.

Si hubo fe en algún punto
ahora no es posible
siquiera creer algo así.
El frío no detiene la ira.
La siento, tanto
como siento la vida
o la enfermedad.
La calle me arroja
a la desesperación,
al encierro en mis ideas.

Recuerdo a Dios,
entre tantos otros pensamientos,
y ahora sé que no existe.
Es, como muchos otros,
un concepto que
mi vida aplastó
y aniquiló por completo.
Ya no existen líneas rectas,
absolutos o la ceguera
que exige la fe.

Pensar en amor o en odio,
Nuestros propios engaños.
¿Qué valor tiene la vida
cuando se deja de creer?
Quizás uno nunca
deja realmente
de creer
mientras no sea
un frío cadáver.

El panorama que logra
vislumbrarse es sólo
desastre.
No hay un evento único
que precipitase todo
a este abismo.
Esta es la condena final,
quizás lo que llaman
“Destino”,
la sentencia de la que nadie
puede escapar,
lo que a cada uno
dará fin.

De nuevo de pie,
camino de regreso
por última vez.
Y sé que mañana
ya no habrá dudas
ni nada que resolver.
Es poco en verdad
lo que uno como hombre
puede entender.
¿Pero qué es lo que queda
si hay algo?
El amanecer llegará
inevitablemente.