En la nada, explorando la oscuridad
vine a encontrar una luz.
En los caminos, una dirección que siempre seguí,
estaba la respuesta inherente a mí
y que se ocultaba al creer saber cuál era.
Se encontraba en esa luz, mi vida,
la historia, la mía, y la de todo el mundo;
los momentos muertos, y los que quedan por vivir;
lo que he sentido siempre y lo que he de sentir.
Antes solo se sentía el dolor, sin origen,
sin forma de combatirlo;
solo sentía las manos empapadas y el olor a hierro.
Y ahora sé, y veré, e intentaré sanar.
¿Estará en esa luz la cura
a esta herida, que existe
desde el momento de nacer?