La realidad ya la habíamos visto ambos. No sé qué nos hizo creer algo distinto, qué fue lo que nos hizo tan fácil imaginar y atrevernos a ir más allá. Ahora solo quedan recuerdos, una nueva herida, un abismo nunca antes conocido, pero a la vez no es un dolor ante el cual no sepa qué hacer. Veo lo que estuvo bien y lo que estuvo mal, lo que me sirvió para crecer y lo que no, puedo discernir entre lo que era bueno y lo que nunca debí aceptar. No hay necesidad de prolongar el sufrimiento. Durará este dolor lo que tenga que durar, pasará y las cosas seguirán su curso. La verdad prevalece y la mentira perece. Las flores se marchitan, duele cada latido del corazón, lo llena todo la ausencia. Aquí se queda un poco de ti, y yo seguiré.