Dedicaré ésta, la entrada 131 de mi blog, para algo que para mi es especial.
Todas las personas tenemos sueños, aspiraciones; todos queremos lograr algo en nuestras vidas. Yo en particular, me fije la meta de ser médico y estoy dispuesto a dejar por completo mi vida social por estudiar si es necesario para lograrlo. El decidir a lo que me dedicaré, el decidir lo que seré, no fue una decisión fácil. Muchos motivos tengo para haberlo decidido y no tengo duda alguna de que fue lo ideal.
Sin embargo, ¿no aspiro a nada más? ¿Solo quiero ser médico y ya? ¿Es la vida así de simple? Claro que no. Todos aspiramos a algo más. Siempre queremos más.
En mi caso no es la excepción. Como muchas personas, porque hay algunas que no, quiero casarme, formar una familia, en fin, tener una buena vida y ser un hombre de bien. Y fue ayer que estaba reflexionando de estas cosas con un amigo, y nos dimos cuenta de que el tiempo pasa rápido y de que todo eso de lo que platicábamos no estaba tan lejano.
También existe la clase de personas que sueñan con lograr algo en especial. Ahí me incluyo, ya que uno de mis sueños es realizar la hazaña de Filípides: correr un maratón. Claro, no solo correr la distancia de la cual está comprendida una competencia de éstas, sino participar en un maratón importante, tal vez en el de Nueva York, ya veremos. Desde ahora me preparo para ello, ya que es algo que de verdad quiero lograr.
Todos tenemos propósitos en la vida y si no nos empeñamos en realizarlos, jamás podremos alcanzar la gloria. Yo he aprendido que hay que persistir, sin importar lo difíciles que se vean las cosas.
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