Llega el momento en que uno
ya no busca la salida del laberinto.
El laberinto es uno mismo
toda suerte y único destino.
La noche se ha tornado más oscura,
tanto que no es posible hallar camino.
Uno escucha los aullidos del silencio
y cómo se apaga la vida, como un trino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario