"It's a long way to find peace of mind..."
– Nick Cave & The Bad Seeds
No hay coincidencias en esta historia
que un día, enfermo, ha escrito Dios.
Febril, delirante, agonizando,
se postró la Poesía en mi habitación,
y todo me lo dijo desde el primer día,
yo creía entender, yo pensaba escuchar.
La voz apenas había cesado,
ya todo se derrumbaba a mi alrededor.
--
Una realidad construida
a partir de todo lo que se creía
saber sobre la vida
de un momento a otro
se desvanecía.
Las verdades dejaron de importar.
Pude ver las grietas
de mi propio corazón.
Dejó de significar algo el tiempo.
Solo quedaron unas cuantas palabras
flotando en las tinieblas,
repitiéndose, invadiendo
hasta el rincón más pequeño de los sueños.
Y eso que lo llenaba todo
se había convertido en nada.
El pasado parecía ahora
un muy breve e insignificante instante.
¿Y qué quedaba por hacer
después de creer haber logrado
construir por fin algo real
en esta búsqueda por significado?
Solo quedaron sonando
notas de un durmiente piano,
versos olvidados,
como un lamento.
--
Hubo que buscar en las ruinas al menos una diminuta luz que evitara que me convirtiera en parte del desastre a pesar de saber que yo era el desastre mismo o no lo sabía entonces pero se fue haciendo evidente que todo propósito alguna vez imaginado se había convertido en menos que cenizas en algo más intangible que el sentimiento onírico del terror que gobierna las pesadillas y en el interior solo un abismo el vacío que comenzó a marcar cada aspecto de lo que creí que alguna vez había sido eso que me definió lo que fui que se volvió todo olvido lo que soy ahora que es nada lo que creía sentir que actualmente sobre lo que es sentir sentimientos amor ya no sé nada buscar entonces entre los escombros de mí mismo algo que aún viva y definir de nuevo qué es ser definir el aire el piso el movimiento la luz aprender a respirar a ver a pensar
--
Como contar tu historia,
el por qué de tus
cicatrices
(las de las manos,
las de los antebrazos,
las del corazón).
Como contar tus mayores alegrías,
y la más honda tristeza,
como eclipse en una época,
un tiempo enrarecido.
Como dejar que nuevamente
lleguen arrastradas a la costa
de la isla desierta
en que me aíslo,
embotellados rumores
de la existencia de la esperanza.
--
No queda más
que aceptar el destino,
solo mirar al río
fluir,
dejar que
las llamas me devoren,
rendirse ante la tragedia
hacia la que el tiempo
me arrastra.
Dejar que se vaya volando
cada uno de los cariños,
de las oraciones,
de las súplicas a Dios,
de los amores verdaderos
y solo esperar
con la mirada fija
en el horizonte
la libertad
de mi corazón desencadenado...
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