Se revuelven en estas horas vacías
entre sueños y espera,
imágenes de lo que pudiera ser,
de flores entre tinieblas,
palabras que desean nacer.
En la delgada línea que separa
mi tacto y lo onírico
caminas hacía mí
envuelta en los rayos del sol
para derramar tu voz.
Pero vuelve el sol que solo es sol,
las palabras que no dicen más que lo que son.
Y no hay más que aceptar lo que dicen.
El olvido ya arrastra lo que había en los sueños.
Lo que había de flores, de sol, en tu voz,
decidió ser ahora
silencio.
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